Esclerótica: el blanco del ojo
La esclerótica es la parte blanca del ojo que rodea la córnea. De hecho, la esclerótica forma más del 80 % de la superficie del globo ocular y se extiende desde la córnea hasta el nervio óptico, que sale por la parte posterior del ojo. Solo una pequeña porción de la esclerótica anterior es visible.
Definición de la esclerótica
La esclerótica es el tejido conectivo denso del globo ocular que forma el "blanco" del ojo. Es continua con la capa del estroma de la córnea. La unión entre la esclerótica blanca y la córnea clara se llama limbo.
La esclerótica tiene un grosor de entre 0,3 mm y 1,0 mm aproximadamente. Está compuesta por fibrillas (pequeñas fibras) de colágeno que están dispuestas en haces irregulares y entrelazados. La disposición aleatoria y el entretejido de estas fibras de tejido conectivo son lo que explica la fuerza y flexibilidad del globo ocular.
La esclerótica es relativamente inactiva desde el punto de vista metabólico y recibe un suministro de sangre limitado. Algunos vasos sanguíneos pasan a través de la esclerótica hacia otros tejidos, pero la esclerótica en sí misma se considera avascular (es decir, carente de vasos sanguíneos).
Parte de la nutrición de la esclerótica proviene de los vasos sanguíneos de la epiesclera, que es una capa delgada y suelta de tejido conectivo que se encuentra en la parte superior de la esclerótica y debajo de la conjuntiva transparente que cubre la esclerótica y la epiesclera. Los vasos sanguíneos epiesclerales más grandes son visibles a través de la conjuntiva.
La esclerótica también se nutre a partir de la coroides subyacente, que es la capa vascular del globo ocular que se encuentra entre la esclerótica y la retina.
Función de la esclerótica
La esclerótica y la presión intraocular (PIO) del ojo mantienen la forma del globo ocular.
La naturaleza dura y fibrosa de la esclerótica protege al ojo de daños graves, como laceraciones o roturas, provocados por un traumatismo externo.
La esclerótica también proporciona una unión robusta para los músculos extraoculares que controlan el movimiento de los ojos.
Problemas de la esclerótica
Estas son algunas de las afecciones que puede presentar la esclerótica:
Ictericia escleral (ojos amarillos). Esta afección, también llamada esclerótica ictérica, es una coloración amarillenta del blanco del ojo. Está asociada con la hepatitis y otras enfermedades del hígado.
Existe cierta controversia sobre la exactitud del nombre de esta afección. Algunos investigadores han afirmado que la coloración amarillenta de los ojos (ictericia) en realidad tiene lugar en la conjuntiva y no en la esclerótica en sí, y que, por lo tanto, la afección debería llamarse ictericia conjuntival. A pesar de esto, muchos profesionales del cuidado ocular continúan llamando los ojos amarillos o a la coloración amarillenta de los ojos "ictericia escleral" porque es el color de la esclerótica blanca subyacente el que se ve alterado por la afección.
El aumento de los niveles séricos de bilirrubina (un pigmento amarillo-anaranjado formado en el hígado) suele estar asociado a la ictericia escleral. Si sus ojos se tornan amarillos, debe hacerse análisis de sangre para ver si tiene esta afección y problemas hepáticos asociados.
Esclerótica azul. Como el propio nombre indica, esta afección ocurre cuando la esclerótica, normalmente blanca, presenta un color azulado. La esclerótica azul es causada por una esclerótica congénitamente más delgada de lo normal o un adelgazamiento de la esclerótica debido a alguna enfermedad, lo que permite que el color del tejido coroideo subyacente se vea a través de ella.
Las enfermedades congénitas y hereditarias asociadas con la esclerótica azul incluyen la osteogénesis imperfecta (enfermedad de los huesos de cristal) y el síndrome de Marfan (un trastorno del tejido conectivo). Las enfermedades adquiridas, como la anemia por deficiencia de hierro, también pueden asociarse con la esclerótica azul.
Epiescleritis. Se trata de una inflamación de la epiesclera, que se encuentra encima de la esclerótica y debajo de la conjuntiva. La epiescleritis es relativamente frecuente y tiende a ser benigna y autolimitada. Tiene dos formas:
Epiescleritis nodular, en la que se produce enrojecimiento e inflamación del tejido en un área discreta y elevada que recubre la esclerótica.
Epiescleritis simple, en la que los vasos sanguíneos epiesclerales se dilatan sin la presencia de un nódulo.
Se desconoce la causa de la mayoría de los casos de epiescleritis, pero una minoría significativa (hasta el 36 %) de las personas que padecen esta afección ocular presentan un trastorno sistémico asociado, como artritis reumatoide, colitis ulcerosa, lupus, rosácea o gota. Algunas infecciones oculares también pueden estar asociadas con la epiescleritis.
La mayoría de los episodios de epiescleritis se resuelven por sí solos en dos o tres semanas. Se pueden recomendar analgésicos orales y lágrimas artificiales refrigeradas si el malestar es un problema.
Escleritis. Se trata de una inflamación tanto de la epiesclera como de la propia esclerótica subyacente. La escleritis es una afección más grave y con un enrojecimiento más doloroso que el que ocurre con la epiescleritis. Hasta el 50 % de los casos de escleritis están relacionados con una enfermedad sistémica subyacente, como la artritis reumatoide.
En general, la aparición de la escleritis es gradual y la mayoría de los pacientes desarrollan un dolor ocular intenso y punzante durante varios días. Este dolor suele empeorar al mover los ojos. En la mayoría de los casos, la inflamación empieza en un área y se extiende hasta afectar toda la esclerótica.
La escleritis puede causar daño permanente en el ojo y pérdida de la visión. Las complicaciones frecuentes incluyen inflamación de la córnea (queratitis), uveítis, cataratas y glaucoma.
La escleritis suele tratarse con fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) orales y corticosteroides. En algunos casos, también se puede prescribir un tratamiento inmunomodulador. La escleritis puede permanecer activa durante varios meses o incluso años antes de entrar en remisión a largo plazo.
¿Qué es un cerclaje escleral?
Un cerclaje escleral no es una afección de la esclerótica, sino el nombre de un procedimiento quirúrgico que se usa para reparar o prevenir un desprendimiento de retina.
En el procedimiento de cerclaje escleral, generalmente se coloca una banda de silicona, goma o plástico semiduro alrededor de la parte media a posterior de la esclerótica y se sutura en su lugar. Esta banda empuja la esclerótica hacia adentro, hacia la retina desprendida o desgarrada, lo que permite que el tejido retiniano suelto quede sujeto sobre la pared interna del ojo.
Luego, el cirujano usa frío extremo (criopexia) o una banda específica de luz enfocada (fotocoagulación con láser) para sellar el tejido de la retina en la pared del globo ocular, reparando así la retina rasgada o desprendida.
Un cerclaje escleral suele dejarse en su lugar de forma permanente.
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Página publicada en martes, 26 de enero de 2021